Lo mejor del año 2021


Regreso momentáneamente para dejar mi tradicional resumen con lo mejor del año pasado en cuanto a cine, series, lecturas y demás.
Este año creo que he visto más pelis que nunca (no me preguntéis de dónde saco el tiempo... ¡no lo sé! –dormir poco ayuda–), pero, como siempre, se ha quedado en el tintero algún film interesante que no he podido/me ha apetecido ver (VORTEX, FRANCE, AFTER BLUE, INEXORABLE, QUIÉN LO IMPIDE, WEST SIDE STORY, MEMORIA, LIBERTAD, LA RULETA DE LA FORTUNA Y LA FANTASÍA, EARWIG, LA HIJA OSCURA, MAIXABEL…). Así es la vida: un breve lapso de tiempo que imposibilita acudir a cada uno de los infinitos cantos de sirena que alberga el inabarcable océano de la existencia.
Volviendo a un lenguaje no hostiable y-barra-o pretencioso, añadiré que, igual que cada año, he dejado un huequito en la imagen por prudencia, ya que jamás debería hacerse una lista completamente cerrada de lo mejor de algo si no has podido abarcar todo ese “algo”. Dicho esto, allá vamos (aviso a navegantes: no he sido –ni he pretendido ser– breve):
2021 ha sido un año estupendo para el cine. Lo he disfrutado mucho, la verdad. Se ha notado que por fin han abierto el cajón donde tenían guardadas por la pandemia infinidad de obras. Ha habido tanta película estimable que he dudado muchísimo a la hora de elegir a qué cinco films subir a mi pedestal, así que al final he terminado eligiendo las que me tocaron de alguna forma. Es decir, al darme cuenta de que tenía entre manos una decena de películas que objetivamente hablando podían estar en el top perfectamente, la subjetividad ha entrado en juego para decantar la balanza. Y aplicando esta máxima, así ha quedado el tema:

TOP PELÍCULAS (por orden alfabético):

- ANNETTE.


Partamos de lo siguiente: 1. El Leos Carax “más reciente” no me interesaba absolutamente nada (HOLY MOTORS me parece una tomadura de pelo); 2. Hasta Annette, no tenía ni idea de quiénes eran los hermanos Mael y su banda Sparks (a pesar de que 2021 fue su año –¡hasta Edgar Wright estrenó un documental sobre ellos!–); y 3. El musical es, seguramente, el género cinematográfico que menos me gusta (por no decir que –con carácter general– lo detesto).
Con estas premisas, imaginad la ilusión con la que me puse ante esta película de dos horas y veinte de duración (dato extra: odio las películas largas –clara muestra, en la mayor parte de los casos, de la incapacidad de sus responsables a la hora de pulir la historia que tienen entre manos–). Y sin embargo… ¡Y sin embargo! Meses después, todavía me sorprendo a mí mismo tarareando el “We love each otheeer so muuuuuch!” como si fuese un personaje del Disney clásico cualquiera. Meses después, sigo preguntándome cómo pudo emocionarme una marioneta tan bizarra. Y, meses después, aún intento explicarme por qué me atrae tanto una película que no sabría conceptualizar del todo, que incluso no supe decir si me había gustado realmente cuando terminé de verla por primera vez. Pero creo que todo esto forma parte de la magia del cine, y que siempre hay que dejarse llevar por ella.
Annette ha sido, junto a PLEASURE, la película que más dudas me ha generado respecto a su inclusión en este top 5. Frente a ella, había candidatas tan sólidas como QUO VADIS, AIDA?, EL CONTADOR DE CARTAS o DRIVE MY CAR (de las que hablaré un poco más adelante). Pero como he dicho al comienzo de este texto, en última instancia me he guiado por el corazón, por lo subjetivo. Y todos los riesgos que toma Annette, tanto en forma como en fondo, la ponen un poquito por delante de las películas anteriormente mencionadas.
¿Os recomiendo verla? No lo sé. Lo dejo a vuestra elección. PD: Adam Driver puto crack. 

- CABALLERO VERDE, EL. 


David Lowery ya estuvo antes por aquí (en 2017 se ganó formar parte de mi top 5 anual con su fabulosa A GHOST STORY), así que me dispuse a ver su última peli con el hype bastante alto. Y la verdad: me pilló con el pie cambiado. Porque no sé muy bien qué esperaba encontrarme, pero desde luego no era otra descarnada reflexión sobre una de las dos cuestiones realmente importantes en la vida de cualquier ser humano: la muerte (y si digo “otra” es porque A Ghost Story no dejaba de hablarnos de lo mismo –todavía tengo pesadillas con el monólogo del puto calvo–).
El otro día me enteré de que “humano” viene de humus (tierra), término mucho más acertado que “persona” (que, como buen fan de la obra de Bergman, sabía que significaba “máscara”), pues tierra somos y a la tierra volveremos. Y a mí el escapismo de James Wan me encanta, como veréis dentro de unos párrafos, pero que se hable de los “Grandes Temas” en el séptimo arte es algo que también agradezco muchísimo, y más en una época saturada de imbéciles voladores en mallas dándose de hostias. De hecho, el mejor producto audiovisual (que no película) que he visto este año ha sido, sin lugar a dudas, MISA DE MEDIANOCHE, que podría resumirse como “la muerte en 7 episodios”. Pero bueno, me adelanto: ya hablaré de esta maravilla de Mike Flanagan en el apartado series.
Volviendo a la película de Lowery, estamos ante una libérrima adaptación de un romance del siglo XIV, famosa fábula artúrica que en manos de este director se convierte en una aventura onírica difícilmente clasificable. Es como si El señor de los anillos estuviera pensada para gente adulta. Como si Juego de Tronos lo filmase Terrence Malick puesto de ácido. No sé. Pura crema. Y con un broche final de los de aplaudir de pie. No os la perdáis.

- ESPÍRITU SAGRADO.


Ignorada en los Goya, academia alérgica a todo lo que no huela a ácaros, el primer largo de Chema García Ibarra es, a día de hoy, el máximo exponente de algo que todavía no tiene una etiqueta definida (“Cine español posalmodovariano”, “Cine underground español”, “Nuevo cine español”…), pero cuya semilla se remonta, en mi opinión, a la maravillosa DIAMOND FLASH de un ya aburguesado (QUIÉN TE CANTARÁ y su guion para LA ABUELA lo demuestran) Carlos Vermut. A mí las etiquetas siempre me hacen enarcar la ceja sin remedio, porque se suelen usar para meter a bulto un montón de cosas de dudosa afinidad y calidades dispares. Por ejemplo, DESTELLO BRAVÍO podría entrar en este saco, y es la peor película española que he visto este año (ya hablaré de ella más adelante). Pero a pesar de los pesares se agradece el riesgo y las miradas frescas. Porque prefiero eso a la última y acartonada película de Almodóvar (MADRES PARALELAS –que, no obstante, me sorprendió para bien (no esperaba absolutamente nada de ella–). O si analizásemos EL BUEN PATRÓN, la gran triunfadora en los Goya (por poner otro ejemplo de “la típica peli española”), habría que reconocer que estamos ante una película realmente buena, sí, pero buena como lo eran las películas clásicas de hace sesenta años (¡imposible hacer un guion más –brillante, pero– anacrónico!).
¡Ah! Dentro de esta nueva etiqueta todavía por definir también podría meterse MAGALUF GHOST TOWN, interesante docuficción del excantante de Manos de Topo Miguel Ángel Blanca. Llevaba bastante tiempo intentando ver algo de este ecléctico catalán (cinéfilo declarado desde su etapa como cantante con quien me crucé en el Festival de Sitges 2012), pero el tío se mueve por unos circuitos tan minoritarios que hasta ahora no lo había conseguido. Y la verdad: bien. Pero Manos de topo era mejor (joder, ¡adoraba ese grupo!).
De Espíritu sagrado, por cierto, no pienso desvelar nada; la tenéis que ver y punto. Os aseguro que es uno de esos films que se te quedan grabados en la memoria (todavía puedo tararear la cancioncita world music style del final).

- MALIGNO.


Quien haya seguido mis listas de años anteriores sabrá que siento una extraña devoción por James Wan, el Steven Spielberg creepy de nuestra época (de hecho, metí de forma no irónica a su AQUAMAN en el top 5 de 2018), cineasta absolutamente virtuoso en el aspecto técnico y visual pero habitualmente denostado por trabajar siempre dentro de géneros cinematográficos despreciados por la crítica (acción, terror, superhéroes) que, por si no os habíais dado cuenta, hasta tiene sello autoral propio, presente en casi todas sus obras: su enfermiza obsesión con las marionetas, que solo conseguí entender (creo) tras terminar de leer el fabuloso ensayo de Thomas Ligotti titulado La conspiración contra la especie humana. Si alguien cree que estoy exagerando con este cineasta, solo tiene que ponerse las dos primeras de EXPEDIENTE WARREN y compararlas con EXPEDIENTE WARREN: OBLIGADO CON EL DEMONIO, tercera parte estrenada en 2021 que Wan ya no dirige: dicen que las comparaciones son odiosas, pero en este caso, y por mucho que el pobre Michael Chaves se haya esforzado tanto en contar algo nuevo, el refranero se queda corto.
Maligno es un cóctel de géneros absolutamente desprejuiciado y asombrosamente efectivo que resulta imposible no adorar si DE VERDAD te gusta el cine (en serio, si no te gusta Maligno puede que creas que te gusta el cine, pero te aseguro que no).
Cuando terminé de verla, una vez pasado el subidón, me dio la impresión de que era un trabajo muy personal de Wan (en el que lleva su obsesión al límite –no digo más por no hacer spoilers–). Y vaya si lo era. Tiempo más tarde, me enteré de que el director se había gastado gran parte de los beneficios personales obtenidos por haber dirigido Aquaman para levantar una película así de marciana y extravagante.
Una de las cosas que más me gustan de la película de James Wan, como bien apuntaba Alejandro G. Calvo en un vídeo de Sensacine, es que “pese a ser multirreferencial, no pica de la nostalgia”. Es decir: aunque Maligno se empapa del aura de todas esas pelis molonas de los ochenta, su aparato narrativo no tiene nada de nostálgico, sino que mira al futuro. Como contrapunto, tendríamos, por ejemplo, la trilogía de LA CALLE DEL TERROR (1994; 1978; 1666); trilogía que, por muy disfrutable que sea (yo la disfruté muchísimo), no es más que un desvergonzado aparato nostálgico con un grado de autoconciencia tan marcado que resulta imposible verlo sin que se active dentro de ti un potentísimo mecanismo de empatía. Y esto es algo que no pasa en Maligno. Maligno se rodea de toda esa imaginería ochentera, sí, pero su lenguaje cinematográfico va por otro lado. En ningún momento utiliza la nostalgia como un recurso facilón y-barra-o mercadotécnico para seducir al espectador.
Y si hablamos de nostalgia (aunque se trate de una nostalgia desmitificadora), resulta imposible no dedicar unas líneas a ÚLTIMA NOCHE EN EL SOHO, mediocre film de un Edgar Wright que cada día parece tener menos que decir. Sigue siendo un virtuoso de la forma, de eso no hay duda (estoy seguro de que el film ganaría si lo viésemos sin sonido, deleitándonos simplemente con sus imágenes), pero ya. Puro cine… vacío de contenido. Como LA CRÓNICA FRANCESA (DEL LIBERTY, KANSAS EVENING SUN), A.K.A. “el Last Night in Soho de Wes Anderson”.

- PLEASURE (entrada en La Bobina, aquí).


A ver, reconozco que aquí quizás me haya podido lo subjetivo más de la cuenta. Pero si la escalonada historia de degradación de una jovencita sueca aspirante a estrella del porno en L.A., rodada sin filtro o prejuicio alguno (A24 se desentendió de ella porque no tuvo el valor de estrenar solamente la versión sin cortes), no entra en mi top 5 anual, solo puede significar que en algún momento del camino he muerto por dentro.
Este año la crítica internacional quería sentar en el trono de la polémica a TITANE (entrada en La Bobina, aquí), e incluso a BENEDETTA, y la verdad es que creo que los críticos se han dejado algunas pelis en el tintero. Por ejemplo, hacía tiempo que no veía algo tan fuerte como DEL INCONVENIENTE DE HABER NACIDO (hay pederasta y robot-niña en la ecuación, y hasta ahí quiero leer –entrada en La Bobina, aquí–), y la matanza “del cerdo” de VIOLATION (entrada en La Bobina, aquí) tampoco se queda corta (de hecho, mi top 3 bobinopandoriano de este año sería: 1. Del inconveniente de haber nacido; 2. Violation; 3. Pleasure), pero Pleasure les supera si vamos más allá del mero impacto.
Respecto a Titane, lo cierto es que esperaba un poco más de Julia Ducornau. Creo que CRUDO era mejor (si no entró en mi top de 2016, a pesar de ser un film espectacularmente bueno, fue porque ese año hubo otras películas aún mejores –solo en el festival de Sitges, competía con THE NEON DEMON o UNDER THE SHADOW (casi nada)–), y si bien creo que esta directora es, sin duda, un nombre a seguir en el futuro, le ayudaría bastante no querer ser tan subversiva, tan “nueva carne”, tan híbrida e inclasificable en cada fotograma. Porque mientras veía su última película, notaba ese tufillo desesperado a “querer ser” en todo momento; una insistente (y mal disimulada) ansia por petarlo que se imponía incluso a la función más básica exigible al cineasta estándar: que nos cuente bien una historia. Y bueno, respecto a la esperadísima Benedetta, me pareció la triste constatación de que el tito Verhoeven se nos hace mayor, pues solo un señor mayor podría considerar escandalosas las lubricidades varias de una monja setecentista moralmente ambigua. Me gustó, eso sí. En su justa medida. Pero bueno, que me disperso.
Lo que quería decir es que Pleasure nene guta. Ovación a Sofia Kappel. Fundimos a negro.

¿Qué más ha habido este año? Vayamos de arriba abajo (seguro que me dejo bastantes pelis, pero estas son las que recuerdo).
Como ya he dicho antes, hay una serie de films bastante buenos que no entraron en mi top cinco por los pelos. Sobre todo, QUO VADIS, AIDA? (excepcional y durísima película de Jasmila Zbanic sobre la masacre acontecida durante la guerra de Bosnia en la ciudad de Srebrenica), EL CONTADOR DE CARTAS (en mi opinión, uno de los mejores films del Schrader director) y DRIVE MY CAR (delicada y poderosa película de –el hasta ahora para mí desconocido– Ryûsuke Hamaguchi que mejora el relato de Murakami en el que se basa). Sin duda alguna, todas ellas habrían entrado en el top cualquier otro año un pelín más flojo. También me gustaron mucho ¡AL ABORDAJE! (película francesa refrescante y aparentemente sencilla –pero no– que me recordó al Rohmer más veraniego, considerada por los Cahiers como una de las diez mejores del año), EL PODER DEL PERRO (pausado e hipnótico semiwestern de Jane Campion con un soberbio Benedict Cumberbatch), SPENCER (Larraín siempre suma), LICORICE PIZZA (aunque las pelis de P.T. Anderson nunca terminen de llegarme al corazón), LA ISLA DE BERGMAN (mucho más buena de lo que esperaba) o SPIDER-MAN: NO WAY HOME (que sí, que mucho Deus ex machina y mucha pornografía nostálgica, pero consigue tocarle la fibra a cualquiera a quien las pelis de Raimi le pillaran adolescente –amén de una Zendaya cuya naturalidad y frescura enamoran allá donde aparece (esta actriz ha sido mi gran descubrimiento de este año)–).
También se dejaban ver: EL ÚLTIMO DUELO (a pesar de que le sobre una hora, es de las pocas pelis destacables del último Scott –a la pésima LA CASA GUCCI me remito (¿por qué se siguen empeñando en contratar al jodido Jared “histriónico” Leto? –no hay una sola escena suya que no te saque de la película–)–), DESPIERTA LA FURIA (de un Guy Ritchie inspirado donde ni el limitadito Statham chirría), UNA PELÍCULA DE POLICÍAS (documental que no es un documental pero espera que sí es un documental), DUNE (a pesar de la sobredosis de flashbacks con miraditas de Zendaya –ni tan mal–, y que dejar todo a mitad sea una auténtica cabronada), OXÍGENO (A.K.A “el BURIED de Aja”), PETITE MAMAN (delicada y –quizás demasiado– pequeña película de la directora de la excelente RETRATO DE UNA MUJER EN LLAMAS), SWEAT (resultona reflexión sobre la vida de una influencer cualquiera), LA PEOR PERSONA DEL MUNDO (odié al patológicamente egoísta personaje interpretado por Renae Reinsve –cuestión: ¿era esa la intención de la película?–), ENCANTO y LUCA (plantilla Disney/Pixar en piloto automático –aunque no deje de ser una gran plantilla–), NO MIRES ARRIBA (crítica social patrocinada por Netflix de trazo grueso y personajes-monigote que aun así merece ser vista), CHAVALAS (tan buenrollera como simplista y amiga del cliché), NOCHE DE FUEGO (bien pero meh), LAS LEYES DE LA FRONTERA (entretenida –aunque los quinquis sean de pega y el final una puta mierda–), la falsa transgresión descontrolada de ESCUADRÓN SUICIDA, POPULAR (salvada in extremis por el carisma de Andrew Garfield), ETERNALS (¡tampoco es tan horrible!) y LOS MITCHELL CONTRA LAS MÁQUINAS (mucho ruido y no tantas nueces). 
Películas decepcionantes (que no horribles): LA TRAGEDIA DE MACBETH (¡vuelve con tu hermano!), MATRIX RESURRECTIONS (¡vuelve con tu hermane!), las ya nombradas LA CRÓNICA FRANCESA (DEL LIBERTY, KANSAS EVENING SUN) y ÚLTIMA NOCHE EN EL SOHO, C’MON C’MON (me la suda el puto crío y el rollito en blanco y negro), LA MUJER EN LA VENTANA (LA VENTANA INDISCRETA de AliExpress con inesperados –y celebrados– detallitos gore), LA LIGA DE LA JUSTICIA DE ZACK SNYDER (ruido –slow motion– sin nueces), REMINISCENCIA (peñazo), BAJOCERO (Javier Gutiérrez NUNCA será Chuck Norris), NADIE (Bob Odenkirk NUNCA será Chuck Norris), SPIRAL: SAW (el reboot que nunca nadie había pedido), LA GUERRA DEL MAÑANA (final más desaprovechado del año), EL TUBO (peor final del año), BECKETT (la olvidé un minuto después de verla) y PEQUEÑOS DETALLES (Jared Leto dando por culo again).
Por último, me centraré en el terror (¡uno de mis géneros favoritos!) y las pelis sitgeras vistas a lo largo del año, que enumero a continuación de mejor a peor (tops aparte): LIMBO (sorpresón hongkonés tan desagradable como recomendable), THE MEDIUM (falso documental demoniaco endiabladamente marciano del director de la excelente SHUTTER –¡acojone supremo con esa peli!–), LA CASA DE LAS PROFUNDIDADES (el tándem Maury-Bustillo actualiza y mete en remojo al género de casas encantadas), EL VIAJE (peli 100% sitgera –que quizás peque de formulaica–), TIEMPO (interesante obra menor de Shyamalan –el cómic de Frederik Peeter y Pierre Oscar Lévy en el que se basa está bastante mejor–), SILENT NIGHT (bien, pero flojea mucho al final), THE INNOCENTS (EL HIJO versión noruega), LAMB (perturbadora y recomendable, a pesar de cierta indefinición en su trama y un final nada redondo), MAD GOD (exceso de ambición en un film que, me juego las pelotas, será de culto en pocos años –PD: en mi cabeza, me imagino muy del estilo Mad God al film sin título de Ingo Cutbirth, director ficticio de Mundo Hormiga (primera y ultrarrecomendable novela de Charlie Kaufman)–), TILL DEATH. HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE (Megan Fox pasándolas canutas es bien), EJÉRCITO DE LOS MUERTOS (superior a su pretenciosa liga de la justicia), THE NIGHT HOUSE (pH 7), ESCAPE ROOM 2: MUERES POR SALIR (absoluto placer culpable), MÁS ALLÁ DE LOS DOS MINUTOS INFINITOS (superguion, pero se me hizo un poco castaña), LA PURGA: INFINITA (innecesaria –pero me sé que me voy a tragar todo lo que salga de esta saga–), HALLOWEEN KILLS (innecesaria –y ya no sé si me voy a tragar todo lo que salga de esta saga–), POST MORTEN (que solo merece la pena por Fruzsina Hais y el rollito raro que se lleva con el prota), CENSOR (ínfulas Peter Strickland style que se quedan a medio gas), CANDYMAN (la enésima metida con calzador de reivindicaciones raciales en un film de género por parte de Jordan Peele –y ojo: me encanta DÉJAME SALIR (estuvo en mi top de 2017)–), UN LUGAR TRANQUILO 2 (el remake más innecesario del año), SON (tremendamente insustancial) IN THE EARTH (irritablemente experimental), SEANCE (muy mala) y PRISIONEROS DE GHOSTLAND (horrible –ni siquiera puede salvarse desde un punto de vista paródico (y con Nicolas Cage en la ecuación, mira que era difícil…)–). 

TOP DECEPCIONES (como siempre, no hablaré de lo que directamente evité ver –PE, EL MÉTODO WILLIAMS (Oscar Bait alert!), la ultraprevisible CODA: LOS SONIDOS DEL SILENCIO, SER LOS RICARDO o el innecesario remake CULPABLE–, ni de basura evidente desde el teaser –PE, EL REY DE ZAMUNDA (odio eterno a Eddie Murphy) o IMPERDONABLE (cine mugre nunca mais)–, sino de pelis cuyo resultado final se encuentra en las antípodas de mis expectativas/sus pretensiones):

- DESTELLO BRAVÍO.
Lo dije antes: que por cuestiones circunstanciales se meta en un buen saco a un producto, no convierte necesariamente a dicho producto en algo bueno. Y por mucho que a Destello Bravío se le pueda englobar dentro del “Nuevo cine español”, sigue siendo una basura infecta. Ni sé ni me importó saber en ningún momento del metraje lo que pretendía transmitirnos Ainhoa Rodríguez con este engendro, que parece algo así como CARMINA O REVIENTA dirigida por un Buñuel sin talento. Confundiendo constantemente lo contemplativo con lo tedioso, lo transgresor con lo obsceno, lo críptico con lo innecesariamente opaco y lo surrealista con lo estúpido, al final solo ha podido quedarme clara una cosa: que no vuelvo a tocar nada firmado por esta chica ni con un palo de trescientos cincuenta metros de largo.

- SIN TIEMPO PARA MORIR.
Ay, el hype… por mucho que te creas blindado, por mucho que te las des de connoiseur de las técnicas mercadotécnicas más zafias, tarde o temprano te la acabarán metiendo doblada. Que lo de la primera temporada de TRUE DETECTIVE fue un milagro ya lo demostraron las posteriores temporadas, el guion de GALVESTON de Pizzolatto y, ahora, el SIN TIEMPO PARA MORIR de Fukunaga. ¡Menudo chasco!
La verdad es que James Bond siempre me ha caído tirando a mal, porque lo que representa da bastante grima en general, y SÓLO PARA SUS OJOS me hizo fantasear con la idea de que Caroline Tula Cossey (antiguamente conocide como Barry Kenneth Cossey) le hubiera metido su cosita por el ojete, a ver si así se dejaba de tanta mandanga alpha. Porque 007 me parece básicamente el héroe de incels o fracasados (valga la redundancia); al igual que las marujas cuarentonas de España votaron a la analfabeta Rosa de España para Eurovisión porque les hacía olvidar un poquito su mediocre existencia, los reprimidos pueden fantasear a través de James Bond con llevar una (en mi opinión) patética vida a lo Gianluca Vacchi.
Antes del estreno, no hubo suplemento cultural que no hablara del gran cambio que iba a suponer esta nueva película en la mitología del espía británico, y la verdad (se viene spoiler): la muerte de Bond no me sorprendió en absoluto. Quizás porque en mi cabeza siempre interpreté los cambios de actor principal como que el antiguo 007 había muerto y le habían asignado su número a otro (fin del spoiler). No lo sé. Por lo demás, estamos ante la misma película de Bond de mierda de siempre. En fin. Intentaré que no me la vuelvan a colar de nuevo (no prometo nada).

- DEMONIC.
Querido Neill Blomkamp: quién te ha visto y quién te ve. Yo, que me sorprendí gratamente con la notable DISTRITO 9 (le puse un ocho), que me dejé llevar por la aceptablemente palomitera ELYSIUM (le puse un seis), que hasta medio compré CHAPPIE (le puse un cuatro). Yo, que aún creía en tus capacidades, que esperaba no volver a restar 2 puntos más a tu siguiente trabajo. Y bueno, lo cierto es que no te resté 2. Te resté los 4 que te quedaban.
Porque Demonic es un 0 absoluto. Un trabajo indefendible.
Cada año, somos bombardeados por un montón de películas innecesarias, de pura y dura deyección fílmica, pero lo que no es tan habitual es que alguno de esos excrementos de celuloide sea firmado por un director antiguamente prometedor. Y seré franco: no me gusta perder (demasiado) el tiempo. Así que ni siquiera terminé de ver Demonic. Fui incapaz. Pero con lo que vi me bastó. Y sí, sé que la vida es jodida, y se nota que esta película se hizo con cuatro perras, y que el director tuvo que conformarse para el papel protagónico con una especie de doble malo de Noomi Rapace (doble al que se le hubiera extirpado cualquier atisbo de talento o carisma del original); vale, es evidente que Blomkamp tuvo que apañarse con medios ínfimos. Pero un director también tiene que ajustarse a lo que tiene. Y los 3 millones de dólares de Demonic pueden parecer una nadería comparados con los 200 que costó Eternals, pero por 1,5 James Wan hizo INSIDIOUS e Insidious es una puta pasada.
Y es más: aunque perdonásemos su fachada dada la escasez de medios, ¿en base a qué perdonaríamos su torpe e insoportable montaje? ¿Y su guion de niño de 3 años? ¿Y la total y absoluta incapacidad para generar un mínimo de tensión (recordemos que estamos hablando de una película de terror)? Os aseguro que hacía años que no veía una película tan pésima.
Unas líneas atrás he puesto a caldo a Destello Bravío, porque es una película totalmente fallida. Pues bien: Destello Bravío es EL PADRINO al lado de Demonic. Porque en Destello Bravío hay decisiones de montaje y de puesta en escena (aunque sean decisiones arbitrarias al servicio de la nada), hay un estilo narrativo (irritante, pero lo hay), y sus planos tienen sabor a cine (y no a grabación de fiesta de cumpleaños).
Demonic es una película tan nefasta que ya no es posible seguir creyendo en que en algún momento de su vida Neill Blomkamp tuviese siquiera un ápice de aptitud para el cine. Consigue que empieces a creer en las malas lenguas, en los rumores de que Peter Jackson salvó a DISTRITO 9 del desastre en la sala de montaje, en que en el making of de Elysium se puede ver al director más perdido que un pulpo en un garaje, en mitad de su APOCALYPSE NOW particular, fruto de la incompetencia. Y quizás sea ese el único mérito de esta película: que nos haya quitado la venda de los ojos. Que te den Neill Blomkamp. Que te den.

- FUE LA MANO DE DIOS.
LA GRAN BELLEZA estuvo en mi top de 2013. ¿Qué dije entonces? Pues que era una gran película que nos hablaba de la imposibilidad de “una gran belleza”, pero que por el camino nos mostraba belleza; belleza que quizás no era “la grande”, pero era mucha. Y que a diferencia de SPRING BREAKERS, por poner un ejemplo de aquel año, aunque el film del italiano también abordase el sinsentido de la vida no caía en el nihilismo, pues planteaba la posibilidad del juego. La gran belleza hablaba de cosas que traspasan, y su cámara te transportaba. Exudaba verdad a través del artificio.
Poca verdad queda en Fue la mano de Dios, aunque se mantenga intacto el artificio. Sorrentino se ha convertido en una especie de cliché de sí mismo (algo que también bordean, sin llegar a caer del todo, otros directores de personalidad tan marcada como Wes Anderson o Quentin Tarantino). Como un viejo rockero sesentón que mantiene pose pero ya solo da grima. Como el último Maradona, futbolista que sirve de excusa narrativa para armar la película. Y es una pena, porque sigue siendo un director con una fuerza expresiva brutal, capaz de generar estampas de gran belleza. Así que cruzaré los dedos, confiando en que en futuros trabajos esté un pelín más atinado. En este caso, no termino de perder la fe. 

- WE NEED TO DO SOMETHING.
A ver. Otras películas sitgeras de este año eran peores. Demonic, por supuesto. Pero también Seance. O Prisioneros de Ghostland. La diferencia es que respecto a estas dos últimas no tenía expectativa alguna. Y We Need to Do Something venía avalada por cierto sector de la crítica (el sector de los gilipollas, como pude comprobar con tras su visionado).
Como ya me canso de escribir, seré breve. Esta película es un asco. Es cutre, está mal hecha, los personajes son una caricatura y el guion se va por unos derroteros fumetas que no hay por dónde cogerlo. Evitadla como la peste y conseguiréis no malgastar 97 minutos de vuestra vida.

Por último, añadir que NAKED SINGULARITY estuvo a punto de entrar en mi top fecal (¡corred, insensatos!).
Voy abreviando que si no esto se eterniza:

TOP SERIES:

- MISA DE MEDIANOCHE.
Creía conocer a Mike Flanagan únicamente por la secuela de EL RESPLANDOR, estrenada en 2019 con el nombre de DOCTOR SUEÑO, un film interesante pero totalmente insatisfactorio como secuela del clásico de Kubrick (por mucho que al tío raro de Stephen King la peli de Flanagan le parezca mejor –es de sobras conocido su odio hacia la de Kubrick (que a mí me parece de sus peores obras, todo hay que decirlo) –). Por tanto, solo me puse a ver Misa de medianoche porque que me daba buena vibra. Y flipé.
Una vez vista, no solo me tragué en un atracón seriéfilo tanto LA MALDICIÓN DE HILL HOUSE (increíble toda la historia de la mujer del cuello roto) como LA MALDICIÓN DE BLY MANOR (me encantó su estructura narrativa), ambas series impresionantes aunque en mi opinión inferiores a Misa de medianoche (pero es que Misa de medianoche es la hostia consagrada), sino que también indagué un poco más sobre el director y descubrí que era el responsable de la interesantísima OCULUS: EL ESPEJO DEL MAL (terror + espejos combinación ganadora), OUIJA: EL ORIGEN DEL MAL (precuela de la infinitamente peor OUIJA) o EL JUEGO DE GERALD (que cuenta con un inicio potentísimo pero por desgracia se desinfla al final). Todos estos méritos, de haberlos sabido de antemano, tampoco me hubieran hecho sospechar del bombazo que iba a suponer para mí Misa de medianoche.
El año pasado dije que si ANTIDISTURBIOS hubiera sido una película, aparecería en el top 5 de aquel año. Pues bien: este año Misa de medianoche estaría en el puesto número 1. Porque es lo mejor que he visto este año, simple y llanamente. Anteriormente la he definido como “la muerte en 7 episodios”, y eso es esta serie. Existencialismo puro y duro disfrazado de serie de terror. A mí me pilló con el pie cambiado, pero, ¿a quién no? Algunos diálogos llegaron a hacerme sentir lo mismo que me hizo sentir el diálogo en el confesionario entre Max von Sydow y La Muerte en EL SÉPTIMO SELLO. Ese es el nivel amigos. Cuando a posteriori me enteré de que era un proyecto muy personal del director, que llevaba años rumiando (¡ya tenía un borrador cuando andaba dirigiendo Oculus, allá por 2013!), y al que se refería textualmente como “la historia que siempre quise contar”, no me sorprendió en absoluto. Porque Misa de medianoche rezuma verdad en cada plano. Me quito el sombrero y espero con ansia los siguientes proyectos del director (THE MIDNIGHT CLUB y la prometedora THE FALL OF THE HOUSE OF USHER, basada en la historia de Poe), siendo consciente, no obstante, de que obras así solo surgen de muy de cuando en cuando. A sus pies señor Flanagan.

- SUCCESSION.
Voy a quitarme de la cabeza Misa de medianoche porque si no no seré justo con el resto de series de este top. Succession habría sido la mejor serie vista por mí cualquier otro año, pero claro, este es el año de Mike Flanagan.
Actores en estado de gracia, luchas de poder entre titanes, traiciones familiares… Lo tiene todo para triunfar y ha triunfado. Globos de oro, Emmys… no hay entrega de premios en la que no arrase. Y se lo merece. Pero.
¿Pero? No sé… ¿en ocasiones no os da la sensación de déjà vu? ¿De que ya no se puede rascar mucho más y empieza a dar demasiadas vueltas sobre lo mismo? ¿No creéis que a veces llega a bordear el culebrón (culebrón etiqueta HBO, pero culebrón al fin y al cabo)?
El “girito” del final de la última temporada me hizo creer en un posible cambio a nivel narrativo, y me da esperanzas. Pero, si este no se produce, y a pesar de que me parece una serie excelente, es probable que acabe bajándome del barco. Porque lo que quieran contarme ya me lo habrán contado en temporadas anteriores. Cruzo los dedos y espero expectante.

- RICK Y MORTY.
Estuvo el año pasado por su cuarta temporada (que te jodan, THE MIDNIGHT GOSTEL), está este año por su quinta y, probablemente, estará el siguiente si les da por estrenar una sexta en 2022. Como dije en su momento, me parece la mejor serie animada norteamericana desde LOS SIMPSONS. Algunos empiezan a hablar ya de un bajón en la calidad, pero lo cierto es que sigo disfrutándola igual (creo que aún falta un tiempo para que se produzca “la decadencia simpsoniana”). Pero el fandom es lo que tiene, que se crea expectativas estúpidas basadas en sus deseos pajilleros. Por lo que a poco que arriesguen sus creadores, la serie cada vez gustará menos. Brindo por ello. De momento, el giro de final de temporada abre la puerta a un sinfín de posibilidades, por lo que estoy deseando volver a escuchar en poco tiempo la marciana melodía de su secuencia de apertura.

- INVENCIBLE.
A partir de aquí he metido dos series más porque suelo poner cinco, pero lo cierto es que aparte de las series de Mike Flanagan (especialmente, Misa de medianoche), Succession y Rick y Morty, no ha habido nada más este año que me haya impresionado lo suficiente. Invencible me gustó, sí, pero me daba tanta pereza engancharme a otra historia interminable que conseguí todos los tomos del cómic de Robert Kirkman en el que se basaba y me los leí del tirón (¡os lo recomiendo!).
Con THE BOYS hice lo mismo y eso no impidió que continuara viendo la serie, ya que me pareció mejor que el cómic (a pesar de su floja segunda temporada). Invencible, sin embargo, es bastante fiel a su material de partida, así que en este caso creo que no veré más temporadas.

- BO BURNHAM: INSIDE.
Me pareció muy sorprendente la chicha que pudo sacar este (para mí hasta ahora) semidesconocido cantautor/humorista/actor/director estadounidense a partir de un material de partida tan pobre como “estoy confinado… a ver qué se me ocurre”. A Bo Burnham ya lo había visto antes como el novio tontopolla de la protagonista de la muy recomendable película PROMISING YOUNG WOMAN, pero en aquel momento me pasó desapercibido, y la verdad es que desconocía que le diera a más cosas.
Con algunos sketches mejores que otros y ciertos momentos de bajona, lo cierto es que no he visto nada que pueda arrebatarle el puesto dentro del top 5 series de este año.
Así del rollo cómico stand up style también vi DAVE CHAPPELLE: THE CLOSER. Y bien. Pero lo cierto es que no termino de pillarle el punto al humor norteamericano (hasta los que van de transgresores me parecen un pelín meapilas).

Este año también vi: ARCANE: LEAGUE OF LEGENDS (se deja ver, pero no se merece ni la mitad del hype que generó), EL JUEGO DEL CALAMAR (entretenida –sin embargo, de Corea del Sur han salido cosas infinitamente mejores durante las últimas décadas, y (más allá de Oldboy o Parásitos) no se les ha dado ni la mitad de bombo que a esta serie que me atrevería a calificar “para todos los públicos”, sobre todo, teniendo en cuenta de lo que son capaces los coreanos en sus ficciones–), VENGA JUAN (de Cavestany, me quedo con su serie VERGÜENZA), MARE OF EASTTOWN (mediocre policiaco únicamente salvable por su protagonista –Kate Winslet hace todo bien–), THE SINNER (su primera temporada se deja ver, la segunda es horrible, la tercera no la terminamos y la cuarta no la empezaremos), SECRETOS DE UN MATRIMONIO (Bergman es mucho Bergman), EL INOCENTE (típica serie española que olvidas en cuanto acaba –solo me he quedado con ciertos detallitos gore y con un Miki Esparbé todavía más sobreactuado de lo que nos tiene acostumbrados (Mario Casas a su lado parecía Marlon Brando) –), DÓNDE ESTÁ MARTA y EL CASO WANNINKHOF-CARABANTES (true crimes netflixeros que sacian nuestra sed de morbo y que por mucho que se vistan de miniserie recatada no dejan de furcias audiovisuales al nivel de Equipo de investigación –carnaza envuelta en seda–), FRIENDS: THE REUNION (tan innecesaria como HARRY POTTER: REGRESO A HOGWARTS –que ya no vi–, y Chandler daba cosica; además, no sé por qué cojones me puse especial de una serie –FRIENDS– que ya de por sí considero tan sobrevalorada como el precio de los tulipanes en los Países Bajos durante el s. XVII), LA CASA DEL PAPEL (tan horrible como el resto de temporadas –solo la vi porque se la puso mi chica–, pero al menos en esta se termina el culebrón flipado definitivamente), LUPIN (asquerosamente estúpida) y NUEVO SABOR A CEREZA (que si fuera una película estaría en número 1 del top decepciones –es el “quiero y no puedo” más descomunal del año–). Eso es todo, creo. Seguro que me dejo alguna, pero si ni siquiera la recuerdo imaginad el nivel…

TOP LECTURAS (no son libros publicados en 2021, sino leídos por mí durante 2021 –lista completa, aquí–):

Cuantitativamente hablando, este año he leído como siempre, pero si nos centrásemos en la calidad me vería obligado a reconocer que ha sido uno de los años más flojos que recuerdo (lo que llevo leído en 2022 ya es más interesante que todo lo que leí en 2021). En cualquier caso, la culpa es toda mía, porque a diferencia del cine, en cuestiones de lectura siempre hay mil maravillas pendientes (principalmente, porque en esta lista cabe todo, ya que no me limito exclusivamente a cosas que hayan sido publicadas durante el año). Aclarado esto, ¿qué rescataría?

- A PROPÓSITO DE NADA: AUTOBIOGRAFÍA, de Woody Allen.
El libro que más he disfrutado este año. Woody Allen siempre me ha parecido un más que interesante escritor (recomiendo su Cuentos sin plumas a todo el mundo), y en su literatura todavía sobrevive el autor gamberro de sus primeras películas, las cuales me encantan. En esta autobiografía, divertida, interesante y que se lee de un tirón, demuestra seguir estando en muy buena forma. ¡Ah! Y me encantó que no se muerda la lengua ni un poco respecto a la loca de Mia Farrow y su historia de amor con su NO hijastra Soon-Yi.

- EVA: ELOGE DE MA FILLE, de Irina Ionesco.
Ultrapolémico libro de fotografía de Irina Ionesco en el que usó como musa a su hija Eva cuando todavía era una niña. Toda esta historia 100% bobinopandoriana me fascina, hasta el punto de que me he leído en francés (no está traducida) la biografía de Eva Ionesco, y también me tragué con gusto las dos pelis que hizo sobre su infancia y juventud (MY LITTLE PRINCESS –entrada en La Bobina, aquí– y UNA JEUNESSE DORÉE). Si no sabéis de qué va toda esta movida, buscad “Maladolescenza Eva Ionesco” (spoiler: es la película más censurable de la historia del cine –en mi opinión–) o “Eva Ionesco Borboulon” (spoiler 2: Eva apareció desnuda en Playboy cuando tenía… ¡11 años!) en google imágenes y flipad. ¡Jodidos locos setenta!

- TRILOGÍA DE LA FUNDACIÓN, de Isaac Asimov.
En cuanto a ciencia ficción, lo mejor que he leído este año. Sé que la saga completa de Fundación se compone de siete novelas, pero los canónicos canónicos son los que yo leí: Fundación, Fundación e Imperio y Segunda Fundación (el resto son precuelas y secuelas publicadas treinta años después). A ver, a los personajes de Asimov no se le puede pedir demasiada profundidad, puesto que simplemente son usados por el autor como vehículos para desarrollar sus tramas y sus ideas, pero lo cierto es que son tramas e ideas muy chulas. Divertimento absoluto que engancha sobremanera, y que ha envejecido bastante bien (algo que no se puede decir de otros clásicos de la ciencia ficción).

- EL NIÑO GUSANO, de Hideshi Hino.
A este manga llegué por el ensayo dedicado al Eroguro del que ya hablé en mi resumen de 2019. Lo que me terminó de convencer para leerlo fue enterarme de que Sergio Algora sacó de él el nombre de su maravilloso grupo. El manga es algo así como La metamorfosis de Kafka pasada por el filtro del típico artista de manga japonés perturbado. Es decir: una maravilla.
Respecto a cómics, en 2021 también leí todo lo relacionado con Lovecraft salido de la mano de Alan Moore (bien, pero tampoco me mató) e Invencible, que como ya he dicho al hablar de la serie me gustó bastante.

- YOGA, de Emmanuel Carrère.
Considero a Carrère un autor esquivo, por la sencilla razón de que la primera vez que compré un libro suyo (El reino) se me ocurrió dejarlo dentro del coche y me rompieron el cristal y se lo llevaron (rateros malnacidos intelectuales –es coña, solo se llevaron el libro porque estaba dentro de una tentadora mochila (vamos, que eran rateros malnacidos a secas)–). Pero como ya lo había empezado y tenía buena pinta, intenté volverlo a leer, esta vez vía biblioteca (no pensaba pagar dos veces); por desgracia, no era fácil encontrarlo disponible. Con paciencia, sin embargo, acabé consiguiéndolo, y a pesar de tanta espera mereció la pena.
Yoga me ha costado menos disgustos, pero me ha gustado lo mismo. Su estilo, mezcla única de ensayo, novela y biografía con (imagino) ciertas dosis de ficción, atrapa y engancha como pocos, aunque puede que si toda su obra es igual (lo desconozco) se acabe haciendo un pelín pesado. Pero de momento, encantado (no será lo último que lea de él).

Más cosas destacables: EL INFIERNO DE TREBLINKA, demoledor libro de Vasili Grossman, el DE LA BREVEDAD DE LA VIDA de Séneca (las reflexiones sobre la muerte siempre se mantienen vigentes, por mucho que se hicieran hace casi 2.000 años), MENDEL, EL DE LOS LIBROS, de Stefan Zweig, LA CASA DE LAS BELLAS DURMIENTES, bizarrada japo de Kawabata, EL BAILE de Irène Némirovsky, TÚ ERES ESO, de Joseph Campbell o UNA VIDA DE PESADILLAS: MI BIOGRAFÍA, de mi ídolo literario infantil R. L. Stine (el Stephen King de los niños).
Este año, no obstante, he leído bastante mierda, como: PROFESOR: DAVID FOSTER WALLACE (lo regalaban los de Pálido Fuego y aun así se me hizo caro –la vaca no da más leche (por mucho que me duela en el alma) –), la increíble (pues no hay quien se la crea) COSMÉTICA DEL ENEMIGO de Nothomb, FANTASMA, de Laura Lee Bahr (odio eterno al género bizarro) o EL SILENCIO, del DeLillo más insufrible e insustancial imaginable (cada día tengo más claro que Ruido de fondo fue una especie de milagro).

TOP MÚSICA:

En 2020 empecé a comprar vinilos y el año pasado continué con esa económicamente desaconsejable costumbre (el de Family costó un dineral). El trap ya es prácticamente agua pasada (ayuda bastante que Cecilio G se haya convertido en una caricatura de sí mismo) y todavía ando intentando encontrar un nuevo refugio musical que no llega, por lo que me he visto obligado a mirar hacia estilos musicales que antiguamente me flipaban. Pero bueno, pasemos al top. Este año me quedaría con:

- El MEGAMIX PERREO POST-PUNK de Friolento.
Al post-punk ya le había metido caña en 2020 con Depresión Sonora, pero este remix de Friolento que se atreve a mezclar AM, Makinón, Callaita, Yonaguni y Reloj (todos temazos de Bad Bunny) me petó la cabeza. Mejor canción de 2021 y la que más y más y más he escuchado con muchísima diferencia.

- LA ESTRELLA, de Jr.
En realidad, esta bachata se lanzó en 2019, pero sería imposible no incluirla en este top por razones personales que no explicaré aquí. Además, no es solamente especial por lo que significa para mí: también es una bachata preciosa.
Por esas mismas razones, también hago mención al Song to the Siren de Tim Buckley, la B.S.O de Amélie e Intocable, el Who Let the Dogs Out de Baha Men, el Nada y Nadie de Sen Senra, el Pikete Espacial de Cecilio.G y la Oda a los amantes. Canciones que jamás voy a olvidar y siempre estarán en mi corazón.

Mi pareja me llevó por sorpresa al Festival Brillante de Madrid y lo pasamos genial. Vimos por primera vez en directo a Sen Senra (que estuvo en el top música del año pasado y si no ha entrado en este es por no repetirme –pero hemos escuchado su Corazón cromado a todas horas–), a Marcelo Criminal (me he pillado vinilo), a Los Planetas… en fin, una pasada. Pero si tuviéramos que quedarnos con algún grupo, por la sorpresa, sería con el de estas niñas (a alguna aún le queda más de un año –y de dos– para la mayoría de edad). Las Dianas suenan fresquísimas, y sus letras desbordan energía, inocencia e ilusión a partes iguales. Les auguro un gran futuro (¡las ha fichado Casa Maracas!). Yo, por si acaso, ya tengo su primer vinilo dedicado por todas ellas.

- PUTA, de Zahara.
Trabajo espectacular cuya canción de presentación me atrapó mientras conducía escuchando Radio 3. Uno de esos momentos reveladores que te hacen parar y poner el Shazam (me paso igual con La costa brava –recuerdo perfectamente el momento: era una mañana y me dirigía a la piscina a nadar–, pero en aquella época aún no existía la famosa aplicación). Por supuesto, en cuanto salió me pillé el vinilo, y le he metido más de una escucha. Además, la pude ver en un concierto pospandémico muy especial para mí. En fin, ¿cómo no iba a estar en este top?

- EL MADRILEÑO, de C. Tangana.
Yo soy más de Cecilio, pero es que este álbum me parece el cierre perfecto de toda la historia del trap en nuestro país, historia que, como todos los estilos musicales del mundo, empezó siendo marginal y ha acabado siendo mainstream, pervirtiendo toda su esencia.
El madrileño, de hecho, ya no es ni trap, pero funciona como una metáfora perfecta de su final, del artista que se vende y de porqué la vida es así y tampoco hay que montarse dramas, porque en el fondo no deja de ser un discazo. Su aparición en vinilo (que ya he comprado) también me parece muy representativa, pues con ello se incorpora a la historia oficial de la música española, a diferencia de todo el trap previo digital que se perderá en el océano de los ceros y los unos. Por esta razón, en su momento me vi tentado a confeccionar mi propio vinilo recopilatorio de temas de Cecilio, pues creo en los objetos y comulgo totalmente con la visión del Byung-Chul Han de No-cosas, aunque al final no sé si lo haré (es una pasta). En todo caso, quedará para siempre este El madrileño, tumba del trap entendido como movimiento fresco y underground.

Finalmente, destacar los descubrimientos de última hora gracias al MondoSonoro, Los Prieto Flores y amigos varios (como no soy un gran entendido ni estoy al día, muchas veces tiro de las listas de lo mejor del año de otros para enterarme de cositas, por lo que en muchas ocasiones suelo descubrir los grandes temas de un año cuando comienza el siguiente): el Tiene que haber algo más de Alizzz, el Embruxo de Baiuca, Hijos de la ruina, VVV [Trippin’ You] y su Turboviolencia, lo nuevo de Dellafuente, Nueve desconocidos, La Contraçeña de Califato ¾, Eterna juventud, el Ultramaldad de GOA, Kokoshca o el Nuevo Cancionero Burgalés de La M.O.D.A. 

¡Eso es todo amigos! Al año que viene, más y mejor.

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