Tres colores: azul (1993)


Título original: Trois couleurs: Bleu.
Duración: 98 min.
País: Polonia.
Director: Krzysztof Kieslowski.
Guión: Krzysztof Piesiewicz & Krzysztof Kieslowski.
Música: Zbigniew Preisner.
Fotografía: Slawomir Idziak.
Reparto: Juliette Binoche, Benoît Régent, Florence Pernel, Charlotte Vêry, Hélène Vincent, Philippe Volter, Claude Duneton, Emmanuelle Riva.
Género: Drama.
imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com





imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com imagebam.com

3 comentarios:

Tyler Durden dijo...

¡Diría tantas cosas de Azul que no sé ni por dónde empezar! El único problema de ver una película tan maravillosa es que tardas un tiempo en volver a ilusionarte por el resto del cine... como actualmente me pasa con la literatura por culpa de David Foster Wallace. Krzysztof Kieslowski fue un portentoso director polaco tristemente fallecido a los 55 por un ataque al corazón, que nos dejó como última obra la fascinante trilogía Tres colores, que desgrana la bandera francesa: azul, blanco y rojo. Azul es la primera película de la trilogía y para mí es la mejor, por mucho que la mayoría se decante por la última (Rojo).

Durante un tiempo mantuve la opinión snob de que el verdadero cine, el más puro, era el mudo. Que tras el sonoro el cine no valía tanto. Por supuesto esto era una soberana gilipollez y he acabado desechando la idea, pero sigo entendiendo las razones por las que llegué a creer en ello: en el mudo, la ausencia de diálogos obligaba a los directores a que las imágenes, los gestos, los encuadres... tuvieran que explicarlo todo. No valía poner a un Woody Allen hablando sin ton ni son, porque no había palabras. En el cine hablaban las imágenes, y por ello se conseguían bellísimas metáforas y una fuerza icónica que se perdió en parte durante el sonoro.

Sin embargo, todavía hay directores, como Kieslowski, capaces de regenerar esa fuerza icónica y esa capacidad de narrativa de las imágenes... y no sólo eso: también usa con la misma sabiduría los nuevos recursos que llegaron con el color y el sonido. En definitiva, todavía hay directores que son unos putos genios.

A Kieslowski se le considera muy influído por Ingmar Bergman y Albert Camus, admirador de Tarkovski y del primer Bresson... pero son meros referentes, pues tiene, como buen maestro, un sello propio inconfundible. No se pierdan esta trilogía ni otras obras suyas como La doble vida... o su Decálogo televisivo...

Reconozco, sin embargo, que es un director exigente que pide cierta cultura cinematográfica para entenderlo. He de decir que en un principio no supe captar toda la grandeza de esta película, me tuvo que ayudar el curso Análisis y comentario de textos fílmicos impartido por el gran Luis Úrbez que realicé el año pasado (y para el que tuve que hacer el análisis de ¡Olvídate de mí! en esta web colgado como trabajo de fin de curso). Casi todo lo que comente sobre la película a partir de aquí son notas al pie de los comentarios de Luis (por cierto, este año me volveré a apuntar y en la lista de films está Rojo... ¡qué ganas tengo!).

Azul habla de la esperanza (a la que algunos asocian matices religiosos, a pesar de que el director comentó una vez: "Yo no creo en Dios, pero mantengo una buena relación con él"... creo que como mucho se podría hablar de una especie de "teísmo secular"... pero bueno, si por algo se caracterizan las películas de Kieslowski es por dejar un gran espacio a la interpretación personal de cada uno). Como decía, Azul habla de la esperanza, pero la esperanza tras la tragedia, del dolor, del olvido. Es un enorme drama, que, sin embargo, desborda pasión y amor a la vida por sus cuatro costados. Desde el comienzo de la película se asocia el color azul a la tristeza, y su uso durante el film nos va mostrando los estados anímicos de la protagonista sin necesidad de palabras.

Continúo en el siguiente comentario por falta de espacio:

Tyler Durden dijo...

Comentaré un poco lo que sugieren las capturas para que veáis de qué tipo de cine estoy hablando: esa primera imagen de su pupila tras el accidente: a partir de aquí, los espectadores vamos a ver a través de los ojos de la protagonista. Los arrebatos azulados como momentáneos recuerdos de la tragedia; esa mujer que habla con ella en la cafetería; a un lado, Juliette atrapada por la mampara de cristal del café, encerrada en su interior de tristeza: tras la mampara la mujer, en un mundo sin matices azulados.

El terrón de azúcar que se hunde en el negro café... de repente, una flauta. La anciana que recicla, símbolo con un rollo muy Sísifo... ¿soñado por ella, qué tiene los ojos cerrados? La visita a la madre. La vuelta del amor. El final de la sinfonía. Esa última imagen, que encabeza esta entrada, del rostro de Juliette con expresión ambigua y un cierto azul, mucho menos intenso y más difuso que el de los comienzos... la vida sigue y el dolor queda como un poso amargo. Pero la vida sigue.

Hablaré más concretamente de todas las escenas de la piscina, que me fascinan: ¿cómo se puede decir tanto como tan poco? Un acto tan cotidiano como ir a nadar es utilizado por el director para reflejar los progresos que el dolor de la protagonista sufre. La piscina azulada, con un agua muy muy azul, ocupa casi todo el espacio de la pantalla en un primer momento. La protagonista se mueve en ella y a veces, incluso se acurruca dentro, buceando, perdida: se corta la escena y todavía no ha sacado la cabeza del agua. Conforme pasa el tiempo, llegamos a una escena muy diferente: la piscina ha perdido sus tonos azul intenso, ella no está sola en la piscina, sino que habla con su vecina (una conversación bastante importante, por cierto) y tras esto, alguien entra en la piscina; concretamente, un grupo de niñas con bañadores blancos (blanco, el color de la esperanza). En la última escena de piscina Juliette se vuelve a zambullir en una piscina azul, Kieslowski mantiene la toma sin que sepamos donde está... ¿está buceando? El tiempo pasa... ¿por qué no sale? La piscina azul, el silencio. Pero finalmente, Juliette saca la cabeza de esa agua azul que la tenía atrapada, cogiendo aire con fuerza.

Kieslowski era un genio. Ojalá hubiésemos podido llegar a ver su trabajo sobre La divina comedia... han quedado muchas cosas en el tintero, usos del sonido y de la sinfonía, el flautista, los ratones, la lámpara, la historia... vean la película y saquen sus conclusiones.

Para mí, es el mejor relato cinematográfico posible de una historia profundamente humana.

spleen dijo...

¡Qué comentario más currado!
Bueno, yo soy más de Rojo, pero tengo que reconocer que Azul me marcó mucho en un momento de mi vida.
Hace poco vi "La doble vida de Verónica" y me fijé que ya en esa peli aparecía otra viejecita que andaba muy lentamente. También me impresionó cuando me enteré que el actor que hacía del personaje del marionetista en "La doble vida..." se suicidó hace poco.