Lewis Carroll (1832-1898)



[...] porque esto debe ser siempre
un secreto, guardado para siempre,
entre tú y yo.

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1 comentario:

Tyler Durden dijo...

Siempre he sido más de El principito, la verdad; a mí alguien que le habla a los niños a través de complejas subestructuras matemáticas nunca me parecerá trigo limpio. Prefiero la frescura y el mensaje directo; el surrealismo y los juegos lingüísticos de Dodgson deberían arrodillarse ante la mirada limpia y honesta de Saint-Exupéry.

Después me enteré de su afición por la fotografía... por fotografiar a niñas concretamente... a Alicia Liddell siendo aún más concreto, por quien escribió Alicia en el país de las maravillas y A través del espejo a modo de entretenimiento/homenaje.

Es decir, que toda esta obra infantil surge de los deseos de un hombre adulto de halagar a una niña a la que "admira" con fervor. ¿Un poco oscuro, no? Muchos incondicionales de Dodgson tachan de superficiales y cortos de miras a quienes se atreven a tachar a Dodgson de simple pederasta. Vale. Es cierto que fue un genio matemático, uno de los mejores escritores de literatura infantil y un pionero del arte fotográfico (y que no sólo fotografiaba niñas), pero les recomiendo que lean alguna biografía seria y exhaustiva sobre Lewis Carroll que reproduzca algunas de sus reflexiones escritas de puño y letra. A mí sin duda me parece estar ante un ser, por lo menos, bastante atormentado.

Lo cual no implica que no dejase de ser un auténtico genio que nos dejó muchas cosas, gusten más o menos.
Al final se salió con la suya: el secreto quedará para siempre guardado entre Alicia y Dodgson. Y lo demás son conjeturas.

Añadiré también que por aquella época fotografiar a una niña no estaba demasiado mal visto según quién fueses... ni pasar el tiempo con ella. De hecho, el mismo año que nació Dodgson moría Goethe, dejando una pequeña retahíla de amores (con ninfas como Ulrike entre ellos) tras de sí que nadie criticó.