Juan Goytisolo (1931-2017)


en un barrio olvidado de esa ciudad de cuyo nombre no quieres acordarte […] has sido testigo y parte de la historia (de amor no, de sangre y crimen) cruel y fascinante […] : tú y tu fuerte compañera, la culebra: prolongación indispensable de ti mismo y de tu modo de ser : insurrecta, viscosa, presta a enderezarse y saltar sobre la víctima y a inyectar en ella el líquido mortífero que, diseminándose poco a poco por el cuerpo, ocasionará irremediablemente la muerte : dotada de un capuchón esférico y grueso y de un tronco crescido, grant e desmesurado : si algún estímulo la despierta, la sierpe adopta una postura levantisca, irguiéndose verticalmente sobre un anillo plano apoyado en la base mientras extiende la capucha como una sombrilla e impulsa la cabeza hacia delante : lo que acontecerá sin duda esta tarde cuando, siguiendo el itinerario de costumbre, el niño regrese del colegio con la cartera en la espalda […], alumno aplicado y devoto, idolatrado e idólatra de su madre, querido y admirado de profesores y condiscípulos : muchacho delgado y frágil, vastos ojos, piel blanca […] : feliz no, más bien inquieto : acosado de presentimientos y deseos, presa grácil, ansiada, de demonios e íncubos : cruzando la calle a horas fijas, siempre solo, entregado a oscuras ensoñaciones […] : frente a la cabaña […] en donde vives tú, el hosco guardián de obras misteriosamente interrumpidas: cimientos de inmensa villa destinada a alimentar la vanidad de algún hombre de negocios vertiginosamente enriquecido […]
 

aguardarás como tantas otras veces la esbelta silueta del niño que vuelve del colegio con la cartera a la espalda y darás […] con él : delgado y frágil : vastos ojos, piel blanca [….], caminando sin prisa hasta el límite de las obras y acelerando luego el paso, como si el adversario rumor que envuelve tu nombre hubiese llegado ya a sus oídos : su corazón late más rápido y la sangre abandona su rostro : medrosamente volverá la cabeza (y esperanzadamente también), presintiendo, quizá, la lógica irrebatible de tu presencia, del exigente y recio vínculo que os unirá más tarde

[…] la serpiente : erguida ya y presta a inocular el líquido mortífero que segregan sus glándulas […] espera con paciencia en la cabaña el momento de herirle e inyectar tu ponzoña […]

todo pretexto será bueno […] para justificar su visita : el momento mil veces soñado de aproximarse a tu puerta y rozarla levemente con los nudillos: recado, señas equivocadas, vaso de agua, balón perdido? […] : paso a paso caminará por la calle desierta y, después de asegurarse de que nadie mira […], se detendrá ante el umbral de tu choza […]

los golpes suenan, breves y limpios : abres; y está allí : delgado y frágil : vastos ojos, piel blanca […] : lo atraerás al lecho con violencia quieta y le mostrarás tu inseparable compañera : la víbora : la cabeza triangular y aplastada, lengua bífida, boca dilatable para tragar grandes presas, maxilar inferior dividido, dientes huecos : o cobra quizá : de anillos córneos, erguida en postura defensiva y con la capucha hacia delante : hacia el niño paralizado, mudo, que no puede ni quiere apartar de ti la vista en tanto que la belicosa sierpe se insurge y tu sangre, al sentirlo cerca, brinca y brinca hacia él sin poder contenerse : apresándolo entre tus brazos : enorme, velludos, autónomos : con el ronco deseo de estrujar su cuerpo endeble y quebrarlo : pero no es todavía la hora y los dos protagonistas lo sabéis : el proceso destructivo no ha comenzado : estáis en el preámbulo de la historia : y tú con halagos y mimos a amansar le enseñarás la serpiente : disciplina de amor ilusa que su voracidad aumenta y su cólera acrece : porfiosas de Rasputín caricias aprendidas en iglesia o burdel, de labios de mujerzuela experta o baba de confesor cuitado : hasta el punto de encovar la culebra con exactitud enérgica y sofocar el grito de terror de una zarpada […]

escúchame bien : confía en mí : un hada antipática […] me encerró en lóbrega y cruel sepultura sin otra compañía que una culebra hambrienta : sólo la belleza de una airoso mancebo podrá aplacar su rabia […] : no temas mi aspecto fiero : la ternura es subterránea : el amor que me inspiras no tiene límites : quisiera rajar mi corazón con un cuchillo, meterte en él y, luego, volver a cerrar mi pecho : declaración falaz […] que tú murmurarás : […] impulsando la sierpe con movimientos brucos e impetuosos : te guste o no te guste, me da igual, la conocerás toda : y él (mejor así), dale con gritar : y tú a sondar : chilla, chilla, le dices, que aquí nadie te oye […] : y él a gritar aún (mejor así), y tú a oscilar : no, si te cansarás antes tú, te enteras? : […] el niño hostigado por el áspid y el áspid azuzado por el niño : y, al fono, la suave melodía de la flauta que diestramente tañes tú, el encantador : mientras el niño solloza y tiembla y la aplacada serpiente vuelve a su guarida : mañana te espero, chiquito : mañana empezaremos otra vez : y el niño se sustrae al hechizo y, abrumado, jura y perjura no volver, invocando a Dios y a la Virgen y a los Santos […], intentando zafarse de la telaraña que le envuelve, de la liga untuosa en que se envisca, postrándose de hinojos ante el sagrario y repitiendo entre lágrimas el Yo Pecador : pero todo es inútil y lo sabéis los dos : llegada la hora, a su regreso del colegio, los pasos le encaminarán inexorablemente hacia la calle desierta en donde el prudente celador de las obras aguarda : […] y, abdicando sus buenas intenciones y propósitos [...], se detendrá ante el umbral de tu choza […] los golpes otra vez, breves y limpios : abres : y está allí : dócil, mansito, sabiendo ya lo que le espera, resignado a la autoridad de la serpiente y el magnetismo de su encantador : y tañendo del hijo de Hermes la flauta invisible […] orientarás la culebra (tu fuerte compañera) hacia el secreto (no virginal) paisaje y pesquisarás con lenta sabiduría el hueco (raja, medialuna) que agrieta (escinde) las codiciadas dunas paralelas coronándolas de pronto con un tronco brusco […] sierpe del desierto […] que indaga e indaga, repta y explora, acaricia y nutre : erguida en postura defensiva, con insumisión tenaz : y el niño no llorará esta vez y aceptará calladamente tu trato : el yugo avasallador de tus brazos y el moroso festín de la culebra […]

el áspid se yergue frente a él y extiende con lentitud su redondea capucha : presto a escupir e inocular el veneno que progresivamente inmoviliza su voluntad y la somete a la tuya : rendido ya a tu riguroso trato, al recio y crudo amor que, acatado por él, caudalosamente le prodigas […]

le obligarás a arrodillarse desnudo[…]

la culebra […] abundosamente soltará su rubio desdén fluido

[…] el mundo […] partido en dos : a un lado, casa y aula, piedad y holgura, Sagrada Mesa y mesa bien surtida : al otro, cabaña y fango, vergajo y lecho, lento oscilar de la culebra, música aguada de su encantador : diariamente recorre la calle desierta y, después de asegurarse de que nadie mira […], se detiene ante el umbral de la choza : delgado y frágil : vastos ojos, piel blanca : […] árbol joven, en plena primavera, ve mustiarse sus hojas, ve secarse ramas : […] áspid oriental o cascabel amazónica : cuantas más veces se somete a ella tanto más crece su esponjosa avidez : más, todavía más! : tonel agujereado al que continuamente arrojan agua y nunca se llena […]

el veneno sutil que inoculas le infecta y sus heridas supuran : sólo el rostro infantil […] se mantiene aún engañosamente intacto : […] abierta la caja de Pandora, la enfermedad, la miseria, el tormento le invaden : un fuego  destructor convertirá el limpio y gallardo corazón del niño en un endurecido trozo de lava […]

en lo futuro, nada que venga de él puede satisfacerte : su aspecto es horrible y excluye toda idea de compasión : aunque putanee y se obstine tratando de obtener el antes fértil, menguado ahora favor de la culebra, ésta se retraerá de él […] : y una tarde […] le recibirás con festiva sonrisa y le ordenarás traer a su madre : a su madre? : sí, a tu mamacita : por qué no? : […] tú mamá es joven aún y elegante y bonita : […] fíjate en la choza : qué sucia y abandonada y triste : reclama una presencia femenina : tu mamacita me gusta y, juntos, lo pasaríamos muy bien : te sorprende? : vamos : no digas que no lo has pensado : tu madre y la culebra, la culebra y tu madre : ella también es curiosa y la quiera conocer : la religión, la moral dices? : tonterías : todas las hembras son iguales : la culebra (mi fuerte compañera) manda : ellas (pobres o ricas, viejas o mozas) obedecen : ninguna (óyeme bien: ninguna) discute o resiste a su potestad : tu querida madre es como las otras : lo dudas? : tráela mañana y verás : yo la sentaré acá, como hice contigo, y la iniciaré en las ceremonias del culto : la entrega, el líquido desdén […] : y tú estarás delante y mirarás : tu mamacita y la culebra, la culebra y tu mamacita : […] te gustaría verlo? : dime : te gustaría? : […] pues lo verás, maricón, lo verás : con tus propios ojos […] y, despiadadamente, asistirás a los sobresaltos y estertores de su voluntad agonizante, al sutil y anticipado proemio de su muerte aguda : si no la traes, iré a verla yo y le contaré cuanto has hecho […] : o vienes con ella (te lo aconsejo, chaval) o te suicidas : te cuelgas del techo de una puñetera vez y santas Pascuas: todos los crápulas terminan así



[…] encaramado en una silla, el niño se anuda cuidadosamente la soga en torno del cuello […] y se deja caer


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