Sitges 2015


Mejor película:

The Invitation (Karyn Kusama, 2015)


Mi ganadora:

Slow West (John Maclean, 2015)


Otras:

Toc Toc (Knock Knock) (Eli Roth, 2015)


Coche policial (Cop Car) (Jon Watts, 2015)


Bone Tomahawk (S. Craig Zahler, 2015)


Love (Gaspar Noé, 2015)


Deathgasm (Jason Lei Howden, 2015)


The  Salvation (Kristian Levring, 2014)


Macbeth (Justin Kurzel, 2015)


The Survivalist (Stephen Fingleton, 2015)


Las últimas supervivientes (The Final Girls) (Todd Strauss-Schulson, 2015)


Victoria (Sebastian Schipper, 2015)


I Am a Hero (Shinsuke Sato, 2015)


La bruja (The Witch) (Robert Eggers, 2015)




High-Rise (Ben Wheatley, 2015)


Anomalisa (Charlie Kaufman y Duke Johnson, 2015)


Green Room (Jeremy Saulnier, 2015)


El regalo (The Gift) (Joel Edgerton, 2015)


Turbo Kid (Anouk Whissell, François Simard y Yoann-Karl Whissell, 2015)


Schneider vs. Bax (Alex van Warmerdam, 2015)




Evolution (Lucile Hadzihalilovic, 2015)


El cadáver de Anna Fritz (Hèctor Hernández Vicens, 2015)


Cooties (Jonathan Milott y Cary Murnion, 2014)




The Boy (Craig William Macneill, 2015)


Cosmos (Andrzej Zulawski, 2015)


Experimenter (Michael Almereyda, 2015)


Cemetery of Splendour (Apichatpong Weerasethakul, 2015)


We Are Still Here (Ted Geoghegan, 2015)


Maggie (Henry Hobson, 2015)


Yakuza Apocalypse (Takashi Miike, 2015)




3 comentarios:

Tyler Durden dijo...

Hace tiempo que dejé de soltar parrafadas en los comentarios de mis entradas, pero me ha apetecido hablar un poco de Sitges 2015 (de entrada, ya os adelanto que un Sitges muy inferior al del año pasado -pero es que llevamos un añito cinematográficamente lamentable-).

Si hablamos del palmarés, yo diría que hubo pocas sorpresas, en el sentido de que sigue siendo el mejor festival del mundo con el peor jurado posible. Como tantos otros años (sin ir demasiado lejos: en 2008 le dieron el premio a Surveillance -¿Surveillaqué?-, de la hija de David Lynch -¿Casualidad? No creo-, un año con films en competición de la talla de Martyrs, The Chaser, Déjame entrar, Eden Lake o Synecdoche New York -sic-; en 2010, la afortunada fue Rare Exports: Un cuento gamberro de Navidad -en su casa dicen que gustó mucho-, que competía contra, por ejemplo, Insidious, A Serbian Film, I Saw the Devil, Super o Monsters; y como último ejemplo -por no alargarnos-, el año pasado se llevó el premio Orígenes (I Origins) -que no es sólo un film desconocido: también es bastante malo-, cuando pudo llevárselo Under the Skin, Magical Girl, It Follows, The Babadook o Adiós al lenguaje), como tantos otros años, decía antes de este “breve” paréntesis, el jurado ha decidido premiar a un film menor, The Invitation (sobre el que no me voy a ensañar ya que aún no lo he visto -pero desde luego no parece una película que me vaya a quitar el sueño-), cuando este año pugnaban por el premio obras como ese western caníbal con Kurt Russell al frente titulado Bone Tomahawk, el Love 3D de Gaspar Noé, que será fallido pero hasta las obras fallidas de Noé molan, o si me apuras The Final Girls (que podríamos titular maliciosamente como “el film que quiso ser La cabaña en el bosque 2”).

¿Cuáles son mis impresiones del festival este año (no he ido -de hecho, sólo he podido ir en una ocasión (en 2012 -es lo que tiene que siempre pille en pilares-)-, pero todos los años intento ver todas las películas que puedo aunque sea desde casa)? Pues bien, a pesar de me falten por ver algunas películas que consideré que pintaban interesantes (The Survivalist, la ya comentada The Invitation, The Witch, Evolution, El nuevo nuevo testamento, Cosmos, High-Rise, Moonwalkers, Baskin, Tag, Green Room, I'm a Hero, Journey to the Shore, Cemetery of Splendour, Into the Forest, Schneider vs. Bax o Absolutely Anything) creo que esta edición de 2015 ha sido, como ya he adelantado al comienzo del comentario, inferior a la anterior, dada su irregularidad y el hecho de que le falte “la película”.

Tyler Durden dijo...

De entre lo que he podido ver, varias han sido las decepciones: Anomalisa en primer lugar, porque era la peli de la que más esperaba. No quiero alargarme con algo tan triste para mí, dado mi amor incondicional por Kaufman. Después, sin duda, iría Love 3D, de mi también querido Gaspar Noé, pero al menos en estas se ven pollas y coños, joder. Maggie es una basura de principio a fin, lenta, sosa, previsible… y ver a Schwarzenegger con su mandíbula cascanueces intentando actuar bien da cosica. Con Macbeth me dormí, y no he vuelto a intentarlo. En principio me pareció un coñazo soporífero, y eso que adoro a Shakespeare y me gustó la estética del film.. así que imagino que acabaré dándole otra oportunidad (nunca aprendo). También vi alguna película típica de esas “de miedo” que no aportan nada ni a tu vida ni al género y que olvidas en dos días (cuando yo suelo acordarme de casi todo lo que veo), como We Are Still Here o, pese a sus buenas intenciones, ritmo y calidad visual, The Boy. Lamentables fueron también los yakuzas vampiros de Miike en Yakuza Apocalypse (es tan mala que ni me voy a detener en ella), que para mi sorpresa en Sitges tampoco ha gustado, cuando se le suele aplaudir todo a este mamarracho. Turbo Kid por otro lado es un poco como el Kung Fury de un Wes Anderson amigo del gore, a mí se me hizo muy llevadera de ver pero me parece totalmente falsa e impostada, y bueno, para terminar con lo malo terminaré con lo peor: Attack on Titan prometía (monstruos gigantes zombies acechando a unos pocos sobrevivientes humanos amurallados), pero es la típica orientalada insoportable con personajes más planos que el cartón piedra, gritones y con ese sentido del humor zafio japonés que sólo consigue que desees que todos mueran lo antes posible.

¡Ah! Antes de entrar en lo bueno, Victoria. Ni fu ni fa. Una vez se te pasa el "¡ostia qué pasada, es un plano secuencia que no para!", te das cuenta que el guión parece estar escrito por una niño de ocho años, lo cual es una verdadera pena, pues podría haber sido el peliculón del año. Decepcionante, pero no mala.

Entrando ya en lo bueno, Experimenter es un película obligada para todo aquel que no conozca el experimento de Milgran: debería de ponerse en los colegios. Pero el que ya lo conozca, bueno… formalmente es un film correcto, lo cual no es poco. Como sorpresa lúdico-festiva estilo Sitges debo destacar Deathgasm, sobre heavymetaleros que invocan a Satán con resultados bastante gores a los que harán frente consolador en puño (es para verla, de verdad). Buenas pero sobrevaloradas me han parecido The Gift (más compleja de lo que parece pero menos de lo que dice la crítica, y con un final que venden como si fuera magistral pero que después de tantos Sevens, Sextos sentidos y Sospechosos habituales a nuestras espaldas tampoco es para tanto -diría que es una sorpresa unos decibelios por encima de la reciente La visita pero que no supera el nivel de, por ejemplo, La vida de David Gale-), y aún más sobrevalorada pero igualmente divertida y chula es The Final Girls; ambas son, en todo caso, dos películas absolutamente recomendables.

Tyler Durden dijo...

Knock, Knock me ha parecido mucho mejor de lo que se comenta en Sitges porque a pesar de su desbarajuste, lo descompensado de algunos fragmentos, la sobreactuación y el trazo grueso, es una macarrada punkarra de Eli Roth a ciertas convenciones sociales de familia sonriendo para la foto que también te hace un nudo en el estómago si te detienes a pensar en lo fácil que resulta que nos tiren los castillos de naipes que construimos durante toda una vida.
¡Se me olvidaba Bone Tomahawk! Es tan buena como dicen, pero oye: a mí me gustó más otro western del que voy a hablar ahora mismo.

Me ha dejado para el final las dos películas que más me han gustado: Slow West por un lado, una de las mejores pelis “del Oeste” que he visto en mucho mucho tiempo; es clásica y es moderna a la vez, es preciosa, es entrañable, es violenta... es puro cine que se pasa como un suspiro. Y por el otro, mucho más modesta en intenciones pero totalmente absorbente, Cop Car, una película de la que no esperaba nada antes de verla pero que me atrapó al instante con ese par de chavales tan carismáticos y un Kevin Bacon tan hijo de puta como siempre.

Aquí termino. Con todo lo que me queda por ver sólo puedo decir, ¡larga vida a Sitges!