Título original: The Act of Killing.
Duración: 115 min.
País: Dinamarca.
Director: Joshua Oppenheimer, Christine Cynn.
Guión: Joshua Oppenheimer, Christine Cynn.
Música: Karsten Fundal.
Fotografía: Carlos Arango De Montis, Lars Skree.
Fotografía: Carlos Arango De Montis, Lars Skree.
Reparto: Haji Anif, Syamsul Arifin, Sakhyan Asmara, Anwar Congo, Jusuf Kalla, Herman Koto, Haji Marzuki, Safit Pardede, Ibrahim Sinik, Soaduon Siregar, Yapto Soerjosoemarno, Adi Zulkadry.
Género: Documental.
2 comentarios:
Si bien tengo a medio cocer un par de entradas bastante chulas de esas que me cuesta hacer lo suyo, he de reconocer que este blog no es el culmen de la hiperactividad... será que aquí hemos hablado de muchas cosas ya, y no me gusta repetirme, será que nos volvemos más exigentes, será que sigo siendo un vago, fiel adorador de Oblomov... pero cuando te plantas ante la pantalla y una película como The Act of Killing (El acto de matar) te golpea en la cabeza y en las retinas, cuesta muy poco empezar a teclear y buscarle un hueco en la Bobina. The Act of Killing es una experiencia bastante fuerte, más que por lo que muestra, por lo que dice, por lo que cuenta... por quiénes lo cuentan. Este documental danés de Joshua Oppenheimer y Christine Cynn, dos autores que no tenía el gusto de conocer, traspasa ciertas barreras nunca antes (que yo sepa) traspasadas. En primer lugar, porque aquí se habla de un genocidio, pero sin darle voz a las víctimas, tan solo a los verdugos. Ellos son los narradores. Este mpresionante documental entrevista -con la excusa de hacer un film que los ensalce- a un grupo de genocidas de Indonesia. La peculiaridad es que viven impunemente en el país, porque el gobierno les protege. Ellos solo mataron comunistas, y nos explican cómo lo hacían, con un alambre, reventándoles la cabeza con la pata de una mesa, insertándoles objetos en el recto; y no sólo lo cuentan, lo recrean, haciendo ellos mismos los papeles de verdugo... y de víctima. He subido un fragmento a Youtube que me parece impresionante, porque creo que unas simples capturas no hacen justicia al WTF que supone ver esta película. Atentos al final. "He's a happy man". Sin palabras.
Nuestro verdugo Anwar Congo volverá de nuevo a ese lugar, con otro ánimo, habiendo asimilado algo más, aunque sea superficialmente, lo que la víctima podía sentir, pero... ¿hasta qué punto esto es real, o una mera convención documentalista ansiosa del gran momento epifánico final? Algo de lo que se habla -y muy bien- en este artículo de José Francisco Montero para Miradasdecine: http://www.miradas.net/2013/09/actualidad/the-act-of-killing.html (donde, por cierto, se empieza con la fotografía de Kevin Carter de la que ya se habló en este blog, y se recuerda a Lanzmann y su Shoah, de la que aquí también se habló: "[...] ambos descartan representar directamente la barbarie. Pero el modo elegido por Lanzmann y Oppenheimer de representar esa ausencia es muy diferente: el primero se niega a representar el pasado, filma solo el vacío del presente, “los no lugares de la memoria” [...], mientras que Oppenheimer, que también rehúye la visualización del pasado, abarrota su película de representaciones, de modo que accedemos al horror, más que por la palabra de aquellos que lo vivieron [...] por un imaginario demencial que lo representa falazmente".
Dejo, para terminar, otra curiosa reflexión de dicho artículo: "Los intérpretes del cine documental son, inevitablemente, víctimas de la representación de otro. “La historia la escriben los vencedores”, dice uno de los gangsters, sin ser consciente de que en esta historia el vencedor no es él, de que está siendo escrito por otro".
No se la pierdan.
PD: Acabo de descubrir otro interesantísimo artículo sobre el film, escrito por Álvaro Peña -también para Miradasdecine-:
http://www.miradas.net/2013/10/actualidad/el-camino-de-la-victima.html
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