Henry Miller (1891-1980)

Dios sabe que llevo ya bastante tiempo viviendo en París como para asombrarme de algo. [...] Pero la situación en que ahora me encuentro... esta niña de trece años tan bonita y desnuda sobre mis rodillas, su padre quitándose presuroso los pantalones [...]... es como si mirase la vida a través de un espejo deformante, ves imágenes reconocibles, pero no te las puedes creer.
Nunca me ha atraído la perversión de menores... [...] Pero ahora debo reconocer que Marcelle, con su lampiño cuerpecito, me está excitando. No es porque sea una niña, sino porque carece de inocencia... [...] tiene las piernas entrelazadas con las mías y aprieta su pelado chichi contra mis dedos... y con los ojos se burla de mi indecisión.
Le pellizco las piernas, aún no del todo desarrolladas, cubro todo el carrillo de su inquieto culo con la palma de una mano... su cuerpo apenas ha perdido la redondez y lisura de la infancia. Es una mujer en miniatura, una copia aún incompleta. Tiene el chochito húmedo... Le gusta que lo acaricie con la punta de los dedos... está palpándome la entrepierna en busca de la minga... sus dedos me espantan, cuando se meten por la bragueta a hurtadillas. Le sujeto el brazo... pero ya ha encontrado la pelambrera [...]... bueno, pues, lo va a encontrar tieso...
[...] ¿Haces estas cosas con papá cada noche? Sí, todas las noches, cuando están en la cama... se muestra provocadora, triunfante...


[...] Marcelle está sobre las rodillas de su padre en la silla. [...] Se la va a chupar, nos dice, ¿no queremos ver cómo se la mete en la boca? Su viejo sonría radiante como si estuviera colocado con hashish, ahora ve todo de color de rosa. Tiene medio cuerpo fuera de la silla, esperando que la zorra de la niña se la mame.
Me pregunto si sentirá ella la mitad siquiera del placer que aparenta... le han enseñado, se ve a la legua, no todo es fruto de su imaginación. Se restriega los pezones con la punta de la minga de su padre, la coloca entre sus inexistentes tetas y la acaricia... después se aprieta el capullo contra la tripa, lo besa, besa sus muslos, besa la pelambrera... su lengua parece un gusano rojo escondido entre los pelos negros.
[...] Marcelle quiere que me la folle [...]... tiene un aire tan fascinante y horrible, que me quedo clavado en el sitio. Se desliza entre mis brazos, me aprieta la polla con su desnudo cuerpo, abre las piernas y coloca mi cipote entre ellas...
[...] Oigo [...] al padre de Marcella: "¡Fóllatela! ¡Quiero ver follar a mi cielito!".
Marcelle dilata su chichi, lo mantiene abierto, lo empuja contra mi cipote... el monstruito consigue meterlo... veo como mi cipote se lo ensancha hasta el doble de su tamaño. No sé cómo puede caber tanto... pero su pelado chochito parece engullirme del todo, traga y traga la polla... [...] siento unas ganas tremendas de tirarla debajo de mí, separarle las piernas de niña y abrirla con el cipote, metérselo hasta su matriz de niña y llenarla de lefa una y mil veces... Ahora me está follando, tiene su delicioso culo pegado a mi pelambrera, la desnudez del chocho oculta por los pelos... Se ríe, la muñeca, se muere de gusto con esa polla dentro.

2 comentarios:

susana moo dijo...

Me encanta Miller. Yo no hubiese escogido este texto concretamente, tan polémico por lo que trae de pederastia. Además no es su tónica general, pero bueno, es brillante en cualquier caso.
A mí me encandiló su correspondencia con Anais Nim, cartas tope hot y tiernas e inteligentes...
Encantada de conocerte.

Tyler Durden dijo...

Igualmente.

Totalmente de acuerdo con todo lo que dices. Miller es uno de mis escritores preferidos, junto con Wilde, David Foster Wallace, Camus, Homero y algún que otro genio más.

Y creo que el texto no es ni de lejos su mejor texto, ni es su mejor libro. De hecho, si Miller escribiera siempre así no me gustaría tanto. Pero la hoja de ruta de este blog siempre ha intentado encontrar manifestaciones artísticas que bordean ciertos límites, y esa hoja de ruta convertía a este texto en el idóneo :-)

Ya me he justificado en alguna ocasión, sólo tienes que leer los comentarios en mi entrada sobre Historia de Eva: http://labobinadepandora.blogspot.com.es/2010/06/historia-de-eva-1978.html

De hecho, he de confesar que los puntos suspensivos sólo fueron usados para recortar el texto de forma que aún parezca más ofensivo de lo que es en la propia novela jaja, no lo pude evitar.

Un saludo, encantado con tu visita.