Manifestación




"Es raro hacer una manifestación para cagarte en la puta y que te digan a qué hora la tienes que hacer, la calle donde tienes que ir y hasta donde puedes llegar. Estas manifestaciones preparadas por el poder no sé para qué sirven. Tengo pruebas de que con una manifestación pacífica nunca se ha solucionado nada [...]. Si vas a que te suban el sueldo o no te despidan y te despiden y cierra la empresa es que no ha funcionado".



2 comentarios:

Tyler Durden dijo...

Las de arriba son palabras de Albert Pla, cuya obra-concierto titulada Manifestación pude ver hace un tiempo en el Teatro Principal de Zaragoza.

Supongo que Albert Pla, bien sea por su carrera musical, por sus intervenciones en el programa de Buenafuente o por hacer de cura rockero en el prostíbulo de la lisérgica Airbag, os sonará (más o menos, mejor o peor) a todos, así que me meteré directo en harina.

Independientemente de la hipocresía que encuentro en vender revolución en un teatro a 20 euros la butaca, pienso que el oportunismo del mensajero no tiene por qué implicar la falsedad de su mensaje.

¿Y qué propone en su obra Pla como alternativa a la manifestación? Fácil, lo que siempre (y únicamente) funciona. Guillotina y dinamita. Dejarse los bongos en casa y salir a la calle con cuchillos.
Sin embargo, todos sabemos que mientras tengamos algo que perder, por poquito que sea, no haremos nada (y ellos lo saben). Reverte dijo en Salvados hace poco que si hubiera una revolución, lo primero que haría la gente al salir a la calle sería comprobar si le habían quemado el coche. No queremos cambiar las cosas, tan solo volver a lo de antes. Volver a sentir en nuestros culos el mullido cojín del Estado del Bienestar, que tan bien nos atrofió el culo estos años.

Esto no es una crítica, ojo. Como buen retoño del Estado del Bienestar, no voy a mover un dedo si eso supone perder lo poco que tengo (y Camus también me enseñó que las revoluciones solo cambian el rostro de nuestros verdugos). Mientras los demás se entretienen, intentaré buscar mi lugar en el mundo. Cuidar mi propio jardín, como el Cándido de Voltaire. Pero a esos que queréis cambiar el mundo, yo os digo: cerrad vuestras cuentas de Twitter y haced algo de verdad de una vez, y si no, callaos ya por favor, callaos ya.

(De la polémica sobre el asco que le da ser español ni voy a hablar. ¿En serio hoy día queda alguien lo suficientemente gilipollas como para no avergonzarse de ser español -entendiendo "lo español" como el estado actual de las cosas en nuestro país-?)

Tyler Durden dijo...

PD: la obra en sí me resultó bastante entretenida, si bien el final se estira demasiado y Pla podría haber cortado antes toda la historia. Además, la mayoría (la mayoría, no todas) de las canciones casan muy bien con lo contado. Aunque lo que más curioso se me hizo ver fueron los propios espectadores. ¡Jamás había visto a tanto perroflauta y alternativo metido en un teatro! :-)