Cocksucker Blues (1972)



Título original: Cocksucker Blues.
Duración: 100 min.
País:  Estados Unidos.
Director: Robert Frank.
Guión: Robert Frank.
Música: The Rolling Stones.
Fotografía: Robert Frank.
Reparto: Mick Jagger, Keith Richards, Charlie Watts, Bill Wyman, Mick Taylor, Truman Capote, Andy Warhol, Ahmet Ertegün, Stevie Wonder, Tina Turner, Bianca Jagger, Terry Southern, Stanley Booth, Lee Radziwill, Robert Greenfield.
Género: Documental.

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2 comentarios:

Tyler Durden dijo...

La Bobina continúa actualizando, lenta pero segura. Hacía un tiempo que no me dejaba caer por aquí, más que (o además de) por el verano, por el caos mental en que me hallo por cuestiones sentimentales en las que no voy a entrar.
No sé qué promesas haría en anteriores entradas acerca de futuras publicaciones que no recuerdo, quizá os hablé de este documental. Si os hablé, confiese que os hablé antes de haberlo visto. Y reconozco que si ya lo hubiera visionado, quizás no habría perdido el tiempo comentándolo, porque empecemos hablando claro: estamos ante un documental LAMENTABLE, que narra la gira de The Rolling Stones por Norteamérica en 1972; lamentable por estar muy mal grabado, con saltos de blanco y negro a color inexplicables, con el sonido de los conciertos desincronizado y el de las conversaciones muy mal capturado, sin subtítulos en español disponibles por la red (bueno, esto es lo único de lo que Robert Frank no tiene la culpa jaja), con un aire a cinéma vérité lamentablemente impostado, y que lo único que nos cuenta (¡oh, no me lo puedo creer!) es que los Stones se drogaban, tiraban televisores por las ventanas de los hoteles y se tiraban a algunas de sus groupies.
No sé, supongo que esto en los setenta tenía que escandalizar cantidad, pero la verdad es que ahora lo ves y parece carne de parodia. Me imagino a Jack Black haciendo cada una de las cosas que aparecen en este documental, sin añadir ni adulterar nada, y resultaría extremadamente gracioso. Desconozco en qué momento la pose rockera comenzó a antojarse caricatura, pero hoy día es algo bastante evidente.

¿Por qué incluyo este film por tanto en La Bobina? Bueno, por un lado, había prometido hablar de él (creo). Por otro, estamos ante una verdadera rareza: cuando los Stones vieron lo grabado, no sé si por miedo a los excesos mostrados o a la escasa calidad del documental, no autorizaron su publicación, por lo que estamos ante una obra únicamente disfrutable a través de copias piratas o subidas espontáneas en la red. Y también quería recordar esa época tan especial en la que la gente joven, ayudada un poco por los psicodélicos, se creí capaz de cambiar el mundo o al menos de romper con todo. Que sí, que eran parásitos criticones que sólo sobrevivían chupando del sistema al que criticaban, que sí, que estaban todo el día colgados, que sí, que ha sido mitificado hasta la saciedad... pero qué quieren que les diga: MOLA. Me da la sensación de que en el mundo en el que hoy vivimos se nos vende (lean, VENDE) la idea de que rompamos con todo, de que todo es posible, de vivir la juerga hasta las últimas consecuencias, de no pensar en el mañana, mientras que a la vez cada día todo está más regulado y hay más cosas que se prohíben. Como si de algún modo nos quisieran volver una pandilla de esquizofrénicos a los que se anima a romper con todo pero en cuanto meas en una acera el policía de turno te golpea con la porra. Y es un falso libertinaje vendido, promovido por la sociedad de consumo... no surge de la gente o el descontento, sino de los televisores. Hoy en día el fenómeno de Woodstcok sería algo impensable, y este documental está solo a tres años de distancia. La única droga que he querido probar y no he tenido la ocasión ha sido el LSD. Pero me gustaría enchufármelo en otro tiempo, lejos de fiestas ibicencas... me gustaría estar en medio de Woodstock. Bueno, puestos a soñar, me gustaría tener una experiencia mística a los misterios eleusinos, pero eso es algo tan lejano que hasta soñando me resulta improbable. Hoy día tenemos que conformarmos con festivales de pulserita y tickets para bebida, tan divertidos (no nos engañemos, todos hemos ido, incluido yo) como inocuos, donde con suerte una gafapasta dejará que le mires las tetas. Ni rastro de protestas o LSD, de festivales improvisados, de orgías y amor libre. Hoy día la ropa hippie se vende en los centros comerciales como un producto más.

Tyler Durden dijo...

Volviendo al documental, al menos hay que reconocer su interés si se plantea como un juego en el que hay que reconocer los cameos: aparte de la banda de aquel momento (esto es, Mick Taylor -Brian Jones ya estaba muerto-, Bill Wyman y las tres marías: Jagger, Richards y Watts -faltaba poco para la llegada de un Ron Wood que todavía tocaba en The Faces-), podremos ver a Capote, a la payasa de Andy Warhol, a Tina Turner o a Bianca Jagger entre otros, y a conocidos (para mí) de segunda fila como Ahmet Ertegün (fundador de Atlantic Records, amén de productor de los Stones que, curiosamente, murió en 2006 por una caída mientras escuchaba un concierto de estos) o Lee Radziwill (integrante de la realeza de no sé dónde y hermana de "Jackie" Kennedy).

Me dejo para el final a Stevie Wonder, ya que es el único que no se limita a chupar cámara y nos obsequia con un directo con los Stones en el que tocan (y muy bien) Uptight/Satisfaction, a la cual sigue Happy, cantada a dúo por Jagger y Keith Richards. Sí, vemos sexo, vemos heroína. Keith Richards se pincha y luego se queda plegado de una forma que da cosica, y se ve a Mick Jagger esnifando cocaína. Pero bueno, yo creo que ya estamos mayorcitos para estas cosas, ¿no?

Para terminar, una curiosidad. El título de la película (El blues del chupapollas) es el título de una canción que los Stones regalaron a Decca. Diego A. Manrique os lo contará mejor que yo: http://blogs.elpais.com/planeta-manrique/2013/06/cocksucker-blues-los-stones-mas-escabrosos.html

PD: tras ver este documental, Charlie Watts me ha caído bastante bien, por el simple hecho de parecer el único que no es gilipollas.